Iglesia de la Santísima Trinidad |
Confieso que
nunca he visitado Trinidad. Lo que sé de la tercera villa de Cuba, lo he
encontrado en los periódicos nacionales y el internet, que andan hablando de
cómo remodelan la ciudad perteneciente a la provincia Sancti Spíritus. Este 12
de enero sus calles rocosas y construcciones coloniales cumplirán 500 años de
vida.
Trinidad,
conocida como la ciudad Museo de Cuba, encanta a los ojos curiosos por la
belleza de la iglesia de la Santísima
Trinidad donde se encuentra el Cristo de Veracruz, un altar
de mármol para realizar el culto de la virgen de la misericordia, que según los
entendidos, es el único de su género en el país.
Las fotos
atraen a caminar por las Plazas de Santa Ana y Las tres Cruces, el Palacio del
Conde Brunet, que se le nombra actualmente El Museo Romántico, el Palacio de
Cantero con tres pisos y un mirador de la ciudad y el de Borrell, famoso por
las pinturas en sus paredes. A 12 kilómetros de la villa se puede disfrutar de
la playa Ancón.
Junto al
valle de los Ingenios en 1988 la
UNESCO declaró a la
Villa de la Santísima
Trinidad Patrimonio Mundial de la Humanidad, y hoy está
entre las ciudades mejor conservadas de América.
Mientras
descubría a Trinidad por lo que cuentan sus fuentes bibliográficas, pude
convencerme de esto: visitarla es transportarse en el tiempo, encontrase con la
historia de hace 500 años.