viernes, 5 de agosto de 2016

¿Cuál será el secreto de Japón para que su gente tenga calidad de vida? Sus mitos y realidades.

¿Cómo será posible que en una pequeña isla puedan vivir 130 millones de habitantes y Tokio al 2016, sea la ciudad más poblada al mundo con 39 millones 230 mil ciudadanos? ¿Qué motiva a tantas personas a residir allí?

Las anteriores interrogantes y una magistral conferencia que agradezco la oportunidad de haber visto en Youtube, me motivaron a escribir sobre este tema. En Latinoamérica, sobre todo, hay varias creencias con relación a los japoneses. ¿A qué debe su éxito Japón? No pocos latinos refieren: ´´´sucede que los japoneses son inteligentes´´. Los imaginamos grandes inventores, que sus clases serán creación continua desde tempranas edades.

Pero resulta que la clave está en su disciplina y no en la inteligencia. Cuenta un colombiano - cuyos padres son japoneses - que nunca olvida la primera vez que llegó a la escuela. Los niños reían, gritaran, corrían en el salón de clases, pero en cuanto llegó el profesor, se pusieron de pie: en atención, saludaron y todos atendieron las clases: ninguno hablaba con el de al lado. Absolutamente cada uno permanecía en silencio y concentración total. Los japoneses así piensan: ´´La disciplina supera a la inteligencia y lleva al éxito´´.

En Japón no hay oro, petróleo, están las esmeraldas más lindas; no son inventores primarios y toda la materia prima de los productos que fabrican, la compran, pero tienen disciplina. Hemos visto cuanto talento hay en el continente americano: en la música, tecnologías, innovación, pero solo algunos son exitosos, porque falta entender en las mayorías el significado de la disciplina y la constancia cuando emprenden una obra.

El japonés no mira con buenos ojos las ganancias rápidas. Los latinos queremos ganar más en menos tiempo, pero el japonés cuando funda una empresa dice: ´´esta empresa me dará frutos en 20 años´´ y todos trabajan animados. En cinco años apenas la empresa será un bebé, en 12 será adolescente, y en 20 dará ganancias para incluso los hijos y nietos. Ellos tienen mentalidad futurista, nosotros queremos amasar todo en el presente, porque el futuro es incierto. Sin embargo, en Japón no piensan así. Para ellos hay que trabajar con disciplina hoy para un mejor mañana.


Existe un segundo mito y es que ´´los japoneses son violentos´´. No pocos creen que en Japón y China todos son karatecas y se parecen mucho. No obstante, se evidencian grandes diferencias entre las dos naciones. En Japón aprenden kárate, taichí y otras artes marciales, no para pelear, sino para llegar a un estado de armonía interior y control de la mente.

Los más conocedores de estas artes marciales, no se les puede hacer enojar, aplican técnicas durante su entrenamiento, con tranquilidad y nadie, aunque quisiera y los provoque, los saca de ese estado de relajación. Japón y su población aprendieron de la tristeza de amanecer a la noche de dos bombas nucleares en Hirochima y Nagazaqui. Por ello, cuando hay un accidente de tránsito, no pelean, se disculpan y ambas partes, quieren cubrir los gastos del choque.

La palabra perdón se dice muchas veces en el día. Son serviciales por naturaleza. Conocen la honestidad y la integridad referida a la ´´integración´´ del conjunto de valores que definen quienes somos y que siempre debemos hacer lo correcto. Cuando hay un agresor y un agredido, el japonés prefiere ser el agredido. Si hay un ladrón y un robado, el japonés querrá llegar a casa como el robado, porque no es correcto ser ladrón ni agresor.

El tercer mito que trataremos aquí versa ´´ los japoneses son ricos´´. Claro que los latinos pensamos en las marcas Sony, Toyota, Mitsubichi y muchas más y los tildamos de ricos. Es cierto que en Japón el salario mínimo es de 3 millones de yenes y los mendigos tienen tarjeta de crédito: van a los bares a emborracharse. Una persona que trabaja en la construcción gana de 7 a 9 millones porque es trabajo pesado y lo valoran más. Pero en Japón una sandía cuesta 160 000 yenes, se da una vez al año y la comen felices como venerándola.

La gente no se asombra porque cualquier persona tiene carro: lamborllinis, Ferraris transitan en las calles y es algo normal. Piensan ´´pidió un crédito y en 5 años ya será suyo´´ Asimismo sí les impresiona ver a alguien con un perro y se preguntan ¿cómo lo cuidará? Y si no trabaja para tener tiempo de pasearlo. Cuando vean a los turistas japoneses asombrarse por los perros de mascotas que tenemos los latinos ya sabrán el por qué.

En Japón sobre todo: valoran a las personas. Cuando se desató la crisis económica mundial el gobierno japonés repartió yenes a la gente para que fuera a hacer compras porque había crisis, al contrario de esa filosofía, que apela a que en la crisis las personas se reservan de consumir. Un gobernante que tire un papel en Japón es destituido, porque alguien que no valore la opinión de los pobladores, no puede ser gobernante en Japón y aclaro no los encumbro. Sólo son acciones de un país que ha sabido encontrar un mejor camino.

Aprendamos de los japoneses. Nosotros somos ricos. En el continente americano, hay una riqueza extraordinaria, mucho mayor que en Japón, pero nos falta la disciplina y valorar a la gente. Ellos dicen, ´´si alguien tiene que hacer el trabajo lo haré yo´´. Y nosotros decimos: ´´si alguien que hacer el trabajo, que lo haga otro, no me corresponde´´. Se trata de cambiar nuestra mentalidad, de pensar en todos y no en mí solo, de alcanzar un sentimiento de hermandad, sentido de pertenencia y del trabajo. Los japoneses son personas sencillas, imperfectas como todos, pero tenemos bastante que aprender de ellos todavía.

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