viernes, 31 de enero de 2014

En tribunal antimperialista, jóvenes mayariceros del consejo Plazas Martianas de la Sociedad Cultural José Martí.

Carlos Medina, testigo del tribunal antimperialista


José Martí convidó ‘’a no alquilar la mente, la conciencia, a dar luz como los astros y a ser enteramente dignos del género humano’’. Por eso jóvenes amantes de las ideas del apóstol, hombre pobre en recursos económicos pero rico en pensamientos, desarrollaron un tribunal antiimperialista, donde acusaron a los gobiernos de Estados Unidos, por los daños ocasionados a los cubanos.

Desde el teatro del pueblo Mayarí, al nordeste oriental de Cuba, el poblador Carlos Medina, - uno de los testigos -, contó su experiencia: ‘’ Yo he sufrido los daños que ocasiona el bloqueo económico a Cuba, prácticamente toda mi vida, desde primaria hasta la universidad, la realicé estando ciego. La primaria la hice en enseñaza especial y las demás enseñanzas las hice en enseñanza regular.’’ ‘’Ya después que desaparece el campo socialista y llega la enseñanza especial, todos estos materiales que son muy caros, se ponen escasos y eso yo lo sufrí’’

‘’ Por ejemplo tuve que hacerlo utilizando lo que las personas dicen cartulina, el ciego es muy difícil que escriba en eso’’ ‘’ Cuando tu escribes en eso te entra un dolor en las manos y las muñecas que dura días. La máquinas Braile, también es otro medio muy importante para la persona ciega, porque le facilita adquirir más información de los libros. Las mejores máquinas que hay son las perkin, que las produce una compañía que la casa matríz es Virginia’’.

Carlos Medina continuó el testimonio ‘’Hay organizaciones no gubernamentales que son amigas de Cuba y estuvieron haciendo gestiones para comprarlas y cuando informaron a Estados Unidos que era para Cuba le negaron la venta’’ ‘Soy licenciado en derecho y el año pasado pasé un habilitado como técnico bibliotecario y soy trabajador de la biblioteca pública Aramis Prieto’’. ‘’ Estoy bastante satisfecho de lo que he conseguido, que no es solamente mío es de mi familia, de los amigos y sobre todo de la revolución pienso que cada logro que tiene un discapacitado en Cuba es un logro de la Revolución’’.

También entregaron el carnet acreditativo como miembros de la Sociedad Cultural José Martí, a más de treinta jóvenes pertenecientes a los cinco clubes existentes en Mayarí.

viernes, 10 de enero de 2014

El cerdo: el mejor amigo del cubano.



Desde tiempos remotos, el cerdo ha estado presente en la vida y la mesa del cubano. Si el refrán popular refiere que el perro es el mejor amigo del hombre, para los habitantes de Cuba, el cerdo ocupa el lugar del perro.

Aunque queremos a esos peluditos, porque cuidan la casa y avisan con sus ladridos o lo tenemos como mascota, la compenetración del cubano con el cerdo comienza cuando lo crían siendo pequeños, los bañan, o tienen una ‘’puerca’’ para echarle ‘’berraco’’ y así tenga ‘’puerquitos’’.

Al cerdo se le cuida porque ayuda a la diversión. En fin de año la tradición es ponerlo a la púa darle vueltas hasta que ase, mientras tanto tomar unas bebidas y cuando está doradito comerlo con moros y cristianos que conocemos como congríz,  yuca frita y ensalada.

Trinidad: 500 años revividos en la historia de sus calles.


Iglesia de la Santísima Trinidad

Confieso que nunca he visitado Trinidad. Lo que sé de la tercera villa de Cuba, lo he encontrado en los periódicos nacionales y el internet, que andan hablando de cómo remodelan la ciudad perteneciente a la provincia Sancti Spíritus. Este 12 de enero sus calles rocosas y construcciones coloniales cumplirán 500 años de vida.

Trinidad, conocida como la ciudad Museo de Cuba, encanta a los ojos curiosos por la belleza de la iglesia de la Santísima Trinidad donde se encuentra el Cristo de Veracruz, un altar de mármol para realizar el culto de la virgen de la misericordia, que según los entendidos, es el único de su género en el país.

Las fotos atraen a caminar por las Plazas de Santa Ana y Las tres Cruces, el Palacio del Conde Brunet, que se le nombra actualmente El Museo Romántico, el Palacio de Cantero con tres pisos y un mirador de la ciudad y el de Borrell, famoso por las pinturas en sus paredes. A 12 kilómetros de la villa se puede disfrutar de la playa Ancón.