domingo, 8 de junio de 2014

Silvio Rodríguez y Frank Fernández estremecen con su música la comunidad de Mayarí.


 Frank Fernández y Silvio Rodríguez en Mayarí.

El séptimo día del mes de junio a las siete de la noche, la plaza Martín Meléndez Pitaluga, - que debe su nombre al fundador de bandas de música que tuvo Mayarí – estaba a punto de presenciar a dos grandes artistas de la música cubana, tocando  para el público de barrios humildes, en su propio escenario.

Silvio Rodríguez y Frank Fernández, guitarra en mano y dedos a las teclas, ofrecieron un concierto de lujo, con la bandera cubana en la palestra, iluminada en su estrella y hasta la lluvia que en pequeñas gotas caídas del cielo, quiso adornar los merecidos aplausos, las continuas canciones, las tonadas…

Comenzó el maestro universal de las teclas, Frank Fernández, con el Ave María, dedicada a su madre Altagracia Tamayo, quien creara la primera academia de piano de Mayarí, adscrita al conservatorio Orbon. Recordó que en la casa de los Meléndez del valle mayaricero, escuchaba a Sindo Garay y en las notas mostraba los sentimientos, los recuerdos de su madre, de aquellos años de niño en que vivió su tierra natal día a día.

Frank Fernández en su suelo, otra vez con el amor renovado, limpio de los hombres humildes, universales, pero más grandes aún por su sencillez, interpretaba el ave maría, una suerte celestial que sacó las lágrimas de algunos terrenales como nosotros.


Luego invitó a la clarinetista Niurka González y juntos hicieron un movimiento del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, con sonidos que imitaban a los pájaros, nos transportaron la magia de la naturaleza, progenitora de la belleza y la creación.  

Después de una siciliana de Juan Sebastian Bach entregaron un cuadro al maestro Frank, confeccionado por el pintor mayaricero José Andrés Sánchez Torres. 
Inició Silvio Rodríguez con sus canciones, pero antes le entregaron la punta de sílex, símbolo del territorio, convirtiendo en hijo ilustre de Mayarí, al representante de la nueva trova en Cuba.

Cantó Cita con Ángeles, Corazón, y en la medida que seguía con su repertorio, el auditorio de pie en la plaza, aplaudía, los acompañaba, terminó con Ojalá a petición del pueblo de Mayarí y todos los artistas se tomaron de las manos, fueron al centro del escenario mientras vibraban los palmas, los gritos de bravo maestro y gracias Silvio.

Fue un séptimo día del mes de junio a las siete de la noche para el recuerdo, momento sagrado que recogerán las páginas de la historia de Mayarí y la cultura cubana.